Le hice la cola a la hija de mi mejor amigo


Voy a comenzar este relato con mi edad. Tengo 60 años, vivo en un pueblito del interior de Córdoba, donde las oportunidades de tirarse un buen culito no son muchas, y menos aún cuando uno es veterano, casado y con hijos mayores. Pero bueno, hay cosas que se dan sin premeditarlas y es lo que me ocurrió a mí, y aunque me avergüence un poco, el placer fue muy grande como para que el sentimiento de culpa me altere el recuerdo de algo tan fuerte.Esto comienza una tarde de verano cuando un amigo nos invita a pasar un fin de semana en su chalet a orillas del embalse río él, su esposa, su joven hija de 19 años mi señora y yo.
Como soy fanático de la pesca llevé todo mi equipo y ni bien llegamos alquilé un bote para salir después del asadito a pescar pejerreyes.
Después de comer todos dijeron que iban a dormir la siesta, así que yo comencé a prepararme para aprovechar el día que se presentaba magnífico.
En eso estaba cuando Carla, la hija de mi amigo, me dijo:
- Jorge, puedo ir con usted? No tengo ganas de dormir la siesta…
La miré un poco extrañado, pero le dije:
- Pregúntale a tus padres, y prométeme que no vas a querer volverte mientras haya pique.
Para mis adentros pensé: Ojalá no la dejen, seguro que me "hinchará" las bolas esta pendeja. Pero cuando la ví llegar corriendo a la orilla me dije: Cagamos, la tengo que llevar.
- Mi papá dice que no tiene problemas, sólo me pidió que no te moleste.

Subimos al bote y comencé a remar, ella se apoyó en la proa con las dos manos, por lo que la polera al levantarse dejó al descubierto unas nalguitas que no hubiera imaginado ni en mis mejores sueños.
- Diablos, me dije, que hermoso culito tiene esta nena- pero mis pensamientos no fueron más allá de eso.
Después de remar hasta un lugar que me pareció ideal, tiré el ancla y armé el equipo.
- Queres que te arme uno para vos?
- Bueno, y como hago?
- Yo te voy a enseñar.
Así que con las carnadas en el agua nos dispusimos a esperar un pique que no se daba, por lo cual comenzamos a charlar.

No se como habíamos comenzado, pero en un momento la charla se puso un poco caliente y sentía extrañas sensaciones en mi cuerpo, noté que ya no la miraba como a la hija de mi amigo, estaba viendo a una mujer que también se estaba calentando, y que me hacía preguntas cada vez más atrevidas. De repente me dijo:
- Jorge, usted nunca estuvo con una chica de mi edad?
- No entiendo, cómo es eso de si estuve o no?
Yo si lo sabía, pero quería que ella me lo dijera. Poniéndose colorada me dijo:
- Que si tuvo relaciones, usted me entiende.
- La verdad que no, porqué me lo preguntas?
Bajando los ojos, balbuceó:
- Porque a mi me gustaría hacerlo con usted.

Quedé mudo por un instante.
- Qué dices? Estás segura de quieres eso?
- Sí, hace mucho que sueño con alguien mayor como usted, pero soy fea, seguro que no le interesa.
Y se largó a llorar.
- Vení, no seas tonta sos hermosa.
La senté en mis piernas, mientras su cabeza se apoyaba en mi hombro todavía sollozando. La tomé de la barbilla y la besé en la boca, pero no era un beso, era como si la quisiera comer, esos tiernos labios y esa lengüita, estaba todo en mi boca, sentí como una explosión en mi pene y comencé a sacarle la blusa. Como no usaba corpiños, esas pequeñas tetitas quedaron en el aire, por lo que comencé a exprimirlas con mi boca mientras ella gemía de placer sin decir palabra.

Yo estaba sentado y cuando la hice parar frente mío le saque la pollera y la tanguita y su conchita quedó a la altura de mi boca. Que placer fue chupar ese néctar mientras ella me apretaba la cabeza contra sus piernas y me pedía más y más hasta explotar de placer. Luego de su orgasmo la hice arrodillar y le pedí que me sacara el pene. Con alguna dificultad por los nervios, pudo bajarme el cierre y éste salió con fuerza y se asustó un poco:
- Jorge. Que grande es!
Claro, ella nunca había visto uno… Quiero aclarar que mi verga es de apenas 15 cm.
- Bueno, es todo tuyo Carlita, quieres chupármelo un poquito?
La idea pareció no gustarle mucho, entonces le expliqué cómo tenía que hacerlo y comenzó a lamerlo, primero muy despacito y luego ya lo introdujo todo en su boca y no quería largar, por lo que le dije:
- Basta, tenemos que hacer otras cositas antes de que yo explote.
Sacando el pene de su boca y mirándome me dijo:
- Qué me va a hacer Jorge? Me lo va meter en la conchita? No me dolerá?
- Vamos a probar, no creo que te duela, vení, sentate a caballito con las piernas bien abiertas, y juntos lo vamos a meter muy despacito.
Arrímandola a mi verga con mis manos en sus nalguitas, muy pronto se perdió la cabeza en la vagina. Sólo la cabeza bastó para que se estremeciera toda y siguiera empujando con los labios apretados, por lo que le dije que se quedara quieta un ratito. Comencé a besarla en la boca, mi lengua y su lengua hicieron que se relajara un poco, así que con un empujón se la pude meter toda.
- Ahhhhhhhhh, que lindoooooooo, Jorge te amoooooo, sacámela, quiero verla antes de que vuelvas metérmela.
Así lo hice, pero cuando se la saqué había un poco de sangre, por lo que le dije que no era nada, que eso era por la rotura del himen.
- Que bueno, quiero sentirla adentro otra vez. -dijo ella-
Me tomó la verga con su mano y la dejé que hiciera todo sola. Que sensación, aprendió rápido, en un ratito se movía de manera que mi verga entraba y salía sólo con el movimiento de su pelvis, yo no hacía nada, sólo disfrutaba de esa conchita virgen tratando de no acabar.
Así estuvimos un rato hasta que tuvo su orgasmo, que fue genial. Como es de suponer, un embarazo hubiera sido fatal para los dos, por lo que le expliqué que teníamos dos maneras de que yo pudiera eyacular sin problemas. En su boquita o en la cola. Lo pensó un rato y me dijo:
- Duele mucho en la cola?
- Si lo hacemos bien no te dolerá.
- Bueno, lo que usted quiera Jorge, pero si me lo mete en la cola no quedo embarazada, verdad?
- No, por allí no hay peligro.

La hice poner de espaldas y agachada un poquito, tocando el piso con las manos. Que culito hermano, no puede contener mis deseos de lamerlo. Con cada pasada de lengua sentía como se comprimía el esfínter, por lo que no me dejaba entrar la puntita de la lengua, pero cuando estuvo bien salivado comencé a masajearlo con mi dedo gordo hasta que conseguí que se fuera dilatando y permitiendo que pudiera hacerlo entrar y salir fácilmente. Comencé a empujar la cabeza, que entró sin dificultad. No les puedo decir lo que ésta nena se movía con mi verga en su culo, que cuando me di cuenta ya la tenía toda dentro, poniendo y sacando hasta que un orgasmo inundó ese culito de semen, haciendo mas placentero el poner y sacar hasta que ella también tuvo su orgasmo, orinándose del placer.

Mi verga ya exhausta comenzó a desinflarse. Los años no vienen solos, mis amigos. Pero me hizo feliz saber que aún tengo cuerda para rato. Bueno, siguiendo con el relato, después de esto nos tiramos al agua para refrescarnos y cuando nos vestíamos Carlita me dijo:
- Jorge, nunca hubiera creído que mis fantasías se iban a hacer realidad de ésta manera, pero me siento feliz -y me dio un largo beso- Gracias Jorge, éste será nuestro secreto. Quieres?
- Claro que sí, esto es y será entre tú y yo, y la próxima te prometo será mucho más lindo. Pero nadie tiene que saberlo. Ahora nos vamos, tus padres estarán intranquilos, hace más de tres horas que estamos aquí.

Fuimos remando hasta la orilla donde ya nos estaban esperando, y cuando se enteraron de que no habíamos pescado nada, el papá de Carla me dijo:
- Además de no pescar tuviste que aguantar a Carlita.
Y se largó a reír.
- Sí, le dije, pero es la primera y última vez que la llevo. No sabes de que manera ME HINCHÓ LAS BOLAS. Y nos reímos todos.

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